29.8.07

El cochecito Leré


El suelo se abre bajo mis pies. Y no cualquier suelo. El de mi coche en concreto. Lleva más de una semana emitiendo sonidos guturales desde la zona de abajo izquierda delantera. Como si se fuera a desencajar cada tornillo, cada pieza, y me fuera a quedar sentada en el asiento con la sola compañía del volante entre mis manos en medio de la calle, todas las piezas sueltas del coche a mi alrededor. Sufro cada vez que escucho el ruido, que suele ser casi continuamente, sobre todo en las curvas. Y sé que debería llevar el coche al taller, evitar el mal mayor de un coche descompuesto. Pero si lo hago ir a trabajar será más que complicado, un ir y venir en transporte público muy mal enlazado (Sr. Gallardón, le recuerdo que el transporte público en Madrid es una mierda, que por haber hecho el tren ligero a los nuevos PAU’s a los que no vivimos allí no nos habéis arreglado nada la Sra. Aguirre y usted). Así que día tras día sigo arriesgando mi integridad física, mi vida al fin y al cabo, y confiando en que sólo será algo que se me ha enganchado en los bajos del coche pero que no logro ver. A pesar de que el ruido suena a algo a punto de cascar.

Como en las mejores series americanas, TO BE CONTINUED…

28.8.07

Las rubias también lloran


La rubia se aleja. No puede evitar llorar. Silenciosamente, por supuesto. Y sin mirar hacia atrás. Mira la mancha de copa que se le cayó al principio de la noche en su vestido rojo. No sabe qué hacer. Le gustaría llegar a su casa, coger el coche, conducir hasta la sierra y perderse entre las carreteras hasta que se le pasase el amor. Pero sabe que no se va a pasar tan fácilmente, sabe que ahora le toca sufrir, echarle de menos, llorar, patalear. No quiere. No entiende por qué todo ha terminado hoy, así. Algo más debe pasar por su cabeza. Seguro que hay mil cosas que no le ha dicho. Es imposible que alguien de repente pierda la ilusión porque sí, sin más y sin razón. Algo debe haber detrás. Pero no ha habido manera de sacárselo. Él insistía en que simplemente se fue la emoción, que no tenía sentido seguir con la relación si no iba en una dirección concreta.

- ¿Emoción?, ¿pero qué emoción quiere?, ¿follarme como si fuera el primer día? A lo mejor es que no me lo follé bien las dos primeras veces, como siempre me ha aconsejado Jaime. “Follátelo dos veces como nadie se lo haya follado y le tendrás alelado toda la vida”, eso dice él. Pero ¿qué va a saber él de los hombres si es gay? Él sabrá de los gays que son los suyos. Y vete tú a saber si de verdad sabe. Porque con César no pudo tenerle ahí comiendo de su mano como él quería. Claro que César es más raro que un perro verde. A lo mejor el que se lo folló bien fue César a Jaime y por eso éste estaba tan alelado. Pues será. En fin, la próxima vez tendré que aplicarme. ¿Y si llamo a Felipe, le digo que deberíamos hacer el amor por última vez en plan despedida y se lo hago bien-bien-bien como dice Jaime? A lo mejor es eso lo que nos faltó. Es que me da una vergüenza que me muero. Hay mil cosas que se me ocurren que jamás podré hacer por iniciativa propia a un tío. Qué estupidez, ni que fuera una niña. A ver si aprendemos a madurar y evoluciono un poco. Aunque bueno, no creo que Felipe lo haya dejado por eso. Algo más habrá, ¿no? No será por el tema de hacer el amor… porque si fuera por eso, si él quisiera cosas más salvajes, me lo habría dicho de alguna forma, ¿no? Aunque fuera con indirectas. Y no, siempre ha parecido muy satisfecho con el tema. Siempre ha sonreído mucho después. O a lo mejor es que me estaba engañando. Se hacía el satisfecho… No, no, eso es imposible, me hubiera dado cuenta. No es tan fácil engañar a alguien durante tantos meses. ¿O sí? ¿Qué hago? ¿Se lo pregunto? ¿Cómo se lo voy a preguntar? Se va a pensar que se me ha ido la cabeza. ¿Y si le mando un mensaje? Uno light, en plan “crees que nos faltó chispa?” ¿Lo entenderá? Si no lo entiende será que no era eso. Bueno, se lo voy a mandar. Total, ya no pierdo nada…

El móvil de Felipe suena. Es un mensaje. No le hace caso. Lo único en lo que piensa es en quitarle los vaqueros a Ana. Es difícil concentrarse en los botones cuando te están besando.

24.8.07

Patata

http://www.thesartorialist.blogspot.com/

Madre: “Estaba buenísima la carne.”

Hija: “Sí, buenísima.”

Madre: “Y el puré de patatas me ha salido muy bien.”

Hija: “Como a todo el mundo. Eso no tiene mucho misterio.”

Madre: “Pues no es tan fácil. A la mayoría de la gente no le sale como a mí. Porque yo a las patatas les echo…”

Hija: “¿Cómo? ¿Que el puré no es el de Maggi?”

Madre: “¿Pero cómo…? Si ese está asqueroso…”

Hija: “Pues yo en mi casa hago el de Maggi y me sabe igual. “

Madre: “No sabe igual.”

Hija: “¿Pero lo haces siempre así o sólo hoy?

Madre: “Siempre.”

Hija: “¿De verdad llevas toda la vida haciendo el puré de patatas natural y yo pensando que era el de sobre?”

Madre: “De verdad. Salvo cuando nacisteis y no tenía tiempo para nada. Pues te vas a tener que comprar el “instrumento-ese-que-sirve-para-machacar-las-patatas.”

Hija: “¿Para qué? Si a mí me sabe igual. Será que no le echas leche tú al de Maggi.”

Madre: “Sí que le echo.”

Hija: “Pues entonces a lo mejor es que no le echas mantequilla.”

Madre: “También le echo.”

Hija: “Pues yo paso de machacar patatas. No noto la diferencia.”

¡Ay!, esta vida modernaaaaaaaa. Y qué poco glamouroso es el puré de patata.

22.8.07

Vitalic - Vídeo

Vitalic - Letras

http://es.youtube.com/watch?v=F52dx9Z0L5k

El vídeo es genial. La música me da unas ganas casi incontenibles de irme de copas a la de ya. Por cierto que
unos científicos de la University College London han logrado averiguar dónde está el centro de control de acciones del cerebro. Ya que no es lo mismo querer matar a la familia Tous que llegar a hacerlo. Y parece que es muy interesante. Nos cuenta El Mundo que la doctora Martha Farah - Universidad de Pennsylvania dice que "los resultados iluminan un aspecto muy importante del control de la conducta en el cerebro, la capacidad para resistirse a hacer algo después de tener la intención de hacerlo; uno podría llamarlo 'libertad de no querer' frente a libertad de querer. Es muy importante identificar circuitos que permiten esa 'libertad de no querer' porque muchas enfermedades psiquiátricas presentan problemas de autocontrol, desde el déficit de atención hasta la adicción a las sustancias y varios trastornos de personalidad". Pero ¿de verdad la adicción a las sustancias puede deberse a un problema con el centro de autocontrol? ¿No será que la satisfacción que nos da la ingestión - o inhalación, o inyección - de la sustancia nos compensa - y con creces - las consecuencias negativas que conlleva? Porque yo conozco a mucha, mucha gente con mucho autocontrol para casi todo en su vida que sería incapaz de dejar de lado el café, el alcohol o los porros. Pero no incapaces porque de verdad sean incapaces, sino incapaces porque no les da la gana, que si se pusieran por alguna razón poderosa para ellos seguro que lo conseguirían. Otra cosa sería la adicción física a la sustancia en sí, que no pasa por el cerebro, y que sí es incontrolable.

Y, otro por cierto, odio a YOUTUBE. Media hora perdiendo el tiempo y no he conseguido subir el vídeo aquí. O ponía letras en un formato no deseado o ponía vídeo. No podía tolerar un post con una letra diferente a las otras entradas del blog así que me he decantado por la división. Ahora pondré el vídeo independiente. Por cierto, ¿será porque la canción no tiene letra que no quiere el vídeo que las letras ronden a su alrededor?

21.8.07

Misterio misterioso


El día no podía empezar bien. Soñar con una hoja (de las de los árboles) gigante con pies y zapatos que te quiere hacer algo malo no es una buena señal. En mi sueño la manera de ahuyentar a la hoja era comprarme unas bailarinas imitación de Roger Vivier en azul klein. Bastante absurdo.

Así que cuando después de una conversación acalorada, me vuelvo a concentrar en mi ordenador para descubrir que éste está haciendo lo que le da la gana, no me ha extrañado demasiado. De repente un icono raro como de conexión a otro ordenador andaba en la barra de mi escritorio, el ratón no respondía, el teclado tampoco… el miedo se ha apoderado de mí y he apagado el ordenador a lo burro. Cuando he vuelto a encender el ratón seguía sin funcionar. Una y otra vez volví a reiniciar y el ordenador no furrulaba. Llamé al informático que debe estar pasándoselo genial donde quiera que esté porque no me ha devuelto la llamada todavía a pesar de mi angustioso mensaje en su buzón de voz advirtiéndole de lo desesperada que estaba porque mi mouse no funcionaba. Sí, sí, mi mouse. No sé qué neurona de mi cerebrito ha debido morir hoy para que haya dicho mouse en vez de ratón.

En un intento por seguir trabajando y recuperar al ordenador, he enchufado un ratón externo (antes estaba con el integrado del portátil). Y, voilá, misterios de la ciencia, después de cinco minutos funcionando con el ratón externo, el interno ha decidido volver a la vida. Por fin puedo volver a trabajar.

Pero no consigo ahuyentar de mi mente el miedo a que me hayan hackeado el ordenador y que haya alguien al otro lado dispuesto a robarme mis contraseñas en cuanto me descuide y me meta en mi banco on-line o a comprar cualquier chorrada en ww.asos.com o similar. Tengo que hablar con el informático YA.

Espero que esta tarde no me depare ninguna sorpresa más y que esto haya sido lo único que auguraba el sueño de la hoja perseguidora.

20.8.07

El sueño polifásico


Gracias a un amigo que no me deja fotografiar los dedos de sus pies para mostrarlos al mundo me entero de que existe el sueño polifásico.

Hubiera sido muy interesante conocerlo durante los años de universidad y experimentar con ello, pero no, no ha podido ser así. Y ahora ya es demasiado tarde. No creo que mis jefes lo entendieran.

El
sueño polifásico (todos los vínculos están en inglés porque no l0s he encontrado en español) consiste en dormir veinte o treinta minutos cada cuatro horas, lo que hace un total de dos o tres horas al día. Te quedan unas veintiuna o veintidós horas para disfrutar de la vida. Teóricamente esto sustituye un sueño normal porque el cerebro sólo descansa en fase REM, que en un sueño normal y continuado ocurre al final de un ciclo de noventa minutos. Se supone que si sólo duermes pequeñas minisiestas, el cerebro acaba aprendiendo que la única forma de sobrevivir es entrar en fase REM directamente. De esta forma, todo el tiempo que emplea un polifásico en dormir es REM y por tanto equivale a las horas de sueño normal ya que el número total de horas en REM será más o menos el mismo en ambos tipos de descanso.

Es interesante leer las apreciaciones (todavía no me las he podido leer todas) de
Steve Pavlina, un señor curioso desde luego, con una página web sobre el desarrollo personal para gente lista (¿?). De momento sólo me he leído algunos trozos de El sueño polifásico y Cómo convertirse en un madrugador. Steve Pavlina estuvo durmiendo polifásicamente durante más de cinco meses y dice que una vez superado el proceso de adaptación, no se pasa mal ni se tiene sueño. Lo único que no puede fallar es que hay que ser muy estricto con los momentos de sueño que no se pueden eliminar ni retrasar más de una hora sin graves consecuencias.

A pesar de la cantidad de horas que se ganan al día con este tipo de descanso,
Steve Pavlina acabó volviendo al sueño monofásico por las siguientes razones:

1.- El resto del mundo es monofásico. Puede parecer muy simple el argumento pero según vas leyendo sus razones, vas entendiéndolo. Para empezar todo cierra de noche. Incluso en Las Vegas, donde la ciudad se supone que nunca duerme, las actividades a realizar durante la noche son más bien escasas. Obviamente, podrías aprovechar para leer todos los libros que no puedes leer siendo monofásico pero no parece que esto le interese mucho a Pavlina (y supongo que a casi nadie – leer unas ocho horas al día podría ser excesivo para casi cualquiera).

Para solucionarlo, intentó trabajar de noche y dedicar al ocio el día pero esto no era viable dado que las necesarias llamadas y reuniones de trabajo no las podía mantener de noche. Y trabajar de día y de noche también parece ser que no mola nada.

2.- Dormir polifásicamente te obliga a limitar tus actividades a tres horas y media (cuatro horas y media como muchísimo) y parece ser que es muy enervante. Te rompe la línea de pensamiento o de acción y hay muchas actividades sociales que requieren más tiempo.

3.- Echaba de menos dormir con su mujer. Parece ser que a su mujer le daba bastante más igual y dormía a pierna suelta.

Yo añadiría una cuarta razón muy poderosa: el no poder dormir por dormir, simplemente por disfrutar, con lo feliz que puede llegar a ser uno durmiendo. Si duermes más de media hora de una vez estropeas todo y tienes que volver a adaptarte otra vez a las minisiestas (recordemos que el proceso de adaptación es lo peor de todo esto).

3.8.07

Una butaca


Cotilleando un poco por ahí me encuentro con una gran idea de Nobody&co que seguro le encantará a STG.

1.8.07

¿Por qué?


Tintín, Tintín, mi reino por un Tintín. Me paso la vida intentando completar mi colección de Tintines. Desde mi más tierna infancia, desde que a mi hermana le regalaron mis padres “El cetro de Ottokar”, Tintín ha sido una parte importante de mi vida. Me he leído cada libro tantas veces que me sé de memoria lo que va a pasar y todavía, en plena edad adulta, a veces los cojo y los repaso. En épocas de crisis me han venido especialmente bien. Supongo que por aquello de rememorar el pasado y sumergirse en la infancia sin problemas aunque no exenta de miedos y disgustos. Tintín siempre fue el palo que nunca se torció, ni en las más terribles circunstancias. Siempre es y ha sido un personaje cuya integridad es absolutamente pluscuamperfecta. Yen parte por eso supongo que siempre me gustó tanto. Ver un personaje que sí tiene las características que tanto los padres como en el cole te enseñan que debe tener uno/a, ya que a todos ellos, a los adultos que te intentan enseñar, sí les faltan esas virtudes cuyo valor tanto predican.

Y por eso y porque me encantaban siempre pedía Tintines de regalo. Y uno a uno iban cayendo, por cumpleaños, por Reyes, nunca de varios en varios, hasta que al fin logré casi completar la colección. Sólo me faltaban “Tintín y el lago de los tiburones” y “Tintín y los soviets”. El primero porque mi padre se negaba a comprarlo argumentando que era malísimo y sacado de la película. El segundo porque yo todavía no sabía que existía, no sabía que el primer cómic que hizo Hergé estaba relegado a no compartir la contraportada con el resto de la colección por las ideas que desprendía.

Pero entonces llegaron las mudanzas y la consiguiente desaparición de Tintines que conllevan. No sé si es que los cómics desaparecen en las mudanzas - ¿serán todos los mudanceros, ya sean profesionales o no, amantes secretos de Tintín? – o porque después de la mudanza hay que volver a colocarlos y es entonces cuando te das cuenta de que te faltan varios de los libros.

Así que tuve que volver a intentar reunir la colección completa. Esta vez ayudaron los amigos, otra vez en cumpleaños y Navidades hasta completar la colección, esta vez de verdad, ya que ellos no le tenían especial manía a “Tintín y el lago de los tiburones”. Luego me enteré de la existencia de “Tintín y los soviets” y, tralala, POR FIN, tras nosecuantos años de Tintinear conseguí tener a todos bajo mi techo.

Pero el mundo no es perfecto ni quiere ser perfecto. Una mudanza en abril + Un “de este finde no pasa que coloque los Tintines” – antes que todos los demás libros, por cierto - = Me han desaparecido CUATRO TINTINES. ¿CUATRO? SÍ, CUATRO. ¿CÓMO ES POSIBLE? NO LO SÉ, NO ENTIENDO. Por supuesto, cómo no iba a ser así, uno de ellos es “Tintín y el lago de los tiburones”. Esto parece un chiste. Por favor, si se los dejé a alguien y después lo borré de mi mente, QUE ME LOS DEVUELVA. Si has sido tú, feo y sucio mudancero, que la venganza de Kih-Oskh caiga sobre ti.